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A pesar de lo atípico de la actual situación, el Ciclo Internacional de Cine Submarino, no ha escatimado esfuerzos para mantener su cita más importante, la muestra de las obras presentadas a concurso, merecedoras de los más prestigiosos galardones. Un certamen, que debe su prestigio, a su inherente capacidad de aglutinar pasión, voluntad, talento y un infinito amor por el Mar.
La seguridad y la salud del público es nuestra prioridad y por ello la organización se ha esforzado mucho para tener todas las garantías sanitarias en estos complicados momentos.
De cualquier modo, el canal de comunicación entre los embajadores del Mar, fotógrafos y videógrafos submarinos, que cada año fluye a través del CIMASUB, dando a conocer las dos caras de un mismo planeta “océano”, las luces y las sombras que forman el todo en el que vivimos, llegará de uno u otro modo al público expectante, quizá descubridor, por primera vez, del universo que vibra y lucha por vivir al otro lado del espejo. Y que, una vez más, su nítido mensaje de auxilio, llegará hasta lo más profundo de nuestros sentimientos. Algo no hacemos bien y las obras mostradas, serán el grito silencioso de aquellos que no tienen posibilidad de expresarse en nuestra lengua humana.
Por un lado, cada vez más, la denuncia de la cruda realidad por la torpeza humana, que lastima y daña ecosistemas enteros, extermina la biodiversidad, la hace imposible, o muy difícil, unida a la más que evidente sobreexplotación de los recursos pesqueros, insostenible a todas luces, presos de la ceguera por el pan para hoy, y el hambre para mañana, que amenazan el futuro de las generaciones venideras.
Y por otro, la visión optimista y esperanzadora de la luz y el color, el increíble universo que aún es posible encontrar en algunos lugares del planeta, todavía saludables para el desarrollo de la vida salvaje. Muchas veces, tan pequeña y diminuta, que permanece oculta para la mayoría de los ojos, y otras, majestuosa e increíblemente hermosa, sobrevolando el azul infinito, enamorando y cautivando a todo aquel que alcanza a contemplar su delicada belleza. Sin duda la mejor opción, ya sabéis, protegemos lo que amamos, ¿o no?
Esa dualidad, nada menos, es la que nos muestra el inmenso talento que se da cita en el CIMASUB. Una corriente submarina que late en los corazones de los entusiastas del Azul, desde todos los mares del planeta agua, del Pacífico al Cantábrico, del Mediterráneo al Negro, y del Norte al Báltico.
Una edición en la que, se han puesto en juego, un mayor número de premios, hasta casi doblar la edición anterior. Algunos especiales, como la denuncia ecológica, los realizados por mujeres o por jóvenes promesas, redundando así en una mayor participación y calidad entre las obras presentadas, en cuya temática, cada vez más, destacan las imágenes dedicadas a reforzar la conciencia ecológica y la empatía por el medio marino, del que tanto dependemos.
Especialmente acertado el TXIKICICLO para los niños y niñas, a los que dejaremos un difícil legado, y que, sin duda alguna, son la última esperanza, y serán el motor del necesario cambio de sensibilidad. Podrán descubrir este fascinante y maravilloso mundo del silencio. Un mundo mágico donde, prácticamente, todos los seres, pueden volar y desplazarse con sutil elegancia. Esto equivale a nuevos apasionados del azul, que forjarán un indestructible vínculo con su planeta “agua”, y serán los nuevos embajadores directos de la biodiversidad marina, que impulsarán, hacia arriba, la transformación de nuestros errores en la nueva conciencia por recuperar el equilibrio del mar.
Como siempre todos los actos y proyecciones programadas con ENTRADA GRATUITA hasta completar aforo.
A pesar de lo atípico de la actual situación, el Ciclo Internacional de Cine Submarino, no ha escatimado esfuerzos para mantener su cita más importante, la muestra de las obras presentadas a concurso, merecedoras de los más prestigiosos galardones. Un certamen, que debe su prestigio, a su inherente capacidad de aglutinar pasión, voluntad, talento y un infinito amor por el Mar.
La seguridad y la salud del público es nuestra prioridad y por ello la organización se ha esforzado mucho para tener todas las garantías sanitarias en estos complicados momentos.
De cualquier modo, el canal de comunicación entre los embajadores del Mar, fotógrafos y videógrafos submarinos, que cada año fluye a través del CIMASUB, dando a conocer las dos caras de un mismo planeta “océano”, las luces y las sombras que forman el todo en el que vivimos, llegará de uno u otro modo al público expectante, quizá descubridor, por primera vez, del universo que vibra y lucha por vivir al otro lado del espejo. Y que, una vez más, su nítido mensaje de auxilio, llegará hasta lo más profundo de nuestros sentimientos. Algo no hacemos bien y las obras mostradas, serán el grito silencioso de aquellos que no tienen posibilidad de expresarse en nuestra lengua humana.
Por un lado, cada vez más, la denuncia de la cruda realidad por la torpeza humana, que lastima y daña ecosistemas enteros, extermina la biodiversidad, la hace imposible, o muy difícil, unida a la más que evidente sobreexplotación de los recursos pesqueros, insostenible a todas luces, presos de la ceguera por el pan para hoy, y el hambre para mañana, que amenazan el futuro de las generaciones venideras.
Y por otro, la visión optimista y esperanzadora de la luz y el color, el increíble universo que aún es posible encontrar en algunos lugares del planeta, todavía saludables para el desarrollo de la vida salvaje. Muchas veces, tan pequeña y diminuta, que permanece oculta para la mayoría de los ojos, y otras, majestuosa e increíblemente hermosa, sobrevolando el azul infinito, enamorando y cautivando a todo aquel que alcanza a contemplar su delicada belleza. Sin duda la mejor opción, ya sabéis, protegemos lo que amamos, ¿o no?
Esa dualidad, nada menos, es la que nos muestra el inmenso talento que se da cita en el CIMASUB. Una corriente submarina que late en los corazones de los entusiastas del Azul, desde todos los mares del planeta agua, del Pacífico al Cantábrico, del Mediterráneo al Negro, y del Norte al Báltico.
Una edición en la que, se han puesto en juego, un mayor número de premios, hasta casi doblar la edición anterior. Algunos especiales, como la denuncia ecológica, los realizados por mujeres o por jóvenes promesas, redundando así en una mayor participación y calidad entre las obras presentadas, en cuya temática, cada vez más, destacan las imágenes dedicadas a reforzar la conciencia ecológica y la empatía por el medio marino, del que tanto dependemos.
Especialmente acertado el TXIKICICLO para los niños y niñas, a los que dejaremos un difícil legado, y que, sin duda alguna, son la última esperanza, y serán el motor del necesario cambio de sensibilidad. Podrán descubrir este fascinante y maravilloso mundo del silencio. Un mundo mágico donde, prácticamente, todos los seres, pueden volar y desplazarse con sutil elegancia. Esto equivale a nuevos apasionados del azul, que forjarán un indestructible vínculo con su planeta “agua”, y serán los nuevos embajadores directos de la biodiversidad marina, que impulsarán, hacia arriba, la transformación de nuestros errores en la nueva conciencia por recuperar el equilibrio del mar.
Como siempre todos los actos y proyecciones programadas con ENTRADA GRATUITA hasta completar aforo.
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