Me llena de orgullo y satisfacción, que diría aquel, haber participado en el único concurso que ha resistido los embates del tiempo, la crisis, los politiqueos de turno, y demás enemigos de la cultura en estas aguas procelosas que surcamos desde la noche de los tiempos, unos por arriba y otros por abajo. Otros en el fondo. Y si además me llevo una Txapela para tapar mi deslumbrante alopecia, miel sobre hojuelas. Seguid así, Cimasuberos.