Hemos estado por primera vez en este increíble certamen de imagen submarina y ya sabemos que en adelante va a ser una cita anual ineludible, no sólo porque poder visionar tantas imágenes -de video y de fotografía- de una calidad excepcional en una gran pantalla y en un entorno de calidad inmejorable no tiene precio, sino porque hacerlo además rodeado de personas de tanta talla profesional lo convierte en un lujo.
En el momento en que se apagan las luces del teatro para dar paso a las proyecciones empieza la magia, el espectáculo subacuático que discurre ante nuestros ojos y oídos, haciéndonos sentir inmensamente afortunados de poderlo disfrutar, tanto si buceamos como si no. Esa magia culmina la noche del sábado con una entrega de premios vibrante, cargada de emociones, de palabras, de imágenes y de personas únicas. Todo eso se te queda dentro y ya sabes que no querrás faltar a la próxima cita.
El CIMASUB no es para verlo: es para vivirlo.